Es la proyección que se realiza de los resultados económicos y financieros de una empresa, para un período determinado de tiempo y bajo determinadas premisas. Éste debe tener el mismo grado de detalle que la información de gestión. Por ejemplo, si vamos a querer entender cuál de nuestros productos vendidos hizo variar el margen respecto del presupuesto, debemos tener en éste y en nuestra información de gestión, la venta y el costo detallados por producto. Insistimos en que éste es un punto crítico y es aquí donde se encuentra la clave de nuestro trabajo. Si bien podemos comparar los resultados con otro período (y es muy útil), es fundamental contar con un presupuesto diseñado a nuestra medida para entender y transmitirle a los colaboradores cuál será el rumbo esperado de la empresa para el próximo período. Para esto, contamos con un modelo integral de planeamiento económico-financiero, donde todas y cada una de las partidas tienen su propia contrapartida, lo que nos evita obtener resultados «por diferencia» como se obtiene en los modelos tradicionales. Esta diferenciación nos garantiza el control pormenorizado de las variaciones, y la corrección de las variables para volver a presupuestar, si fuese necesario. Es fundamental, por tanto, que el sistema presupuestario desarrollado en su organización esté plenamente adaptado a sus necesidades. Esto supone haber analizado el negocio y su futuro, concretar los requerimientos de información y establecer una metodología clara sobre la forma de implantar, confeccionar y analizar el sistema presupuestario. Si la metodología para confeccionar el presupuesto es adecuada, útil, sencilla y práctica, el sistema será siempre motivador y suscitará la participación de toda la organización.